Eso es lo que elegí ser. Primero trabajé con mi padre; Aprendí las cuerdas, absorbí el conocimiento. Hago y firmo mi propio vino ahora. Estoy contento en mi viñedo. Cuido mis viñas con felicidad profunda e íntima. Es como un bebé que cuido todos los días, trayendo la fruta que hace que mi Chablis madure. Durante todo el año, trabajo la tierra: arando, labrando y escardando. Podando con cuidado, cuento los siete nodos a lo largo del bastón y dos más en el estímulo de renovación. Las vides brotan. En junio, las colinas se llenan de su aroma y cuento los 100 días restantes hasta la cosecha. El verano pasa, las últimas golondrinas toman vuelo y yo cosecho las semillas doradas.